«Nuestra vida es nuestra verdad»: así se definió Paola Olcese en 2007

“En verdad, no es ganar el juicio lo que más me interesa. Lo que me importa es que se defienda La Verdad. El resto lo dejo en manos de mi Dios”, dijo cuando debió enfrentar a la Justicia por la inhumación ilegal de los restos de Joselyn Rivas en los predios que ocupaba la comunidad ecocristiana de Pirque. Fue absuelta por padecer un delirio místico. Hoy, vuelve a ser noticia por las quemaduras que sufrieron sus hijos y que son investigadas por la Justicia a instancia del Sename. Lea el testimonio que escribió hace cinco años.

«En el año 2003 yo vivía con Roberto Stack en una casa en el Fundo Las Guitarras en Pirque, esto es una entrada antes del Fundo Las Palomas. Sebastián y Nazarena iban al Colegio Colonial de Pirque. Con Roberto, Roberto Simón, hijo de Roberto, Joaquín Leiva, que vive con nosotros, y Marcela y su familia. Por unos meses Joaquín vivió en Las Palomas con José Miguel, que vive con nosotros, Simón y Moisés que son hermanos de Ian López, que vive con nosotros. Nos juntábamos seguido en nuestra casa para hablar del señor.

A mediados de año conocimos a Ismael, hijo de Marcela, trajo a Antonia que vive con nosotros. También trajo a Matías, mi pareja actual. También llegó Sonia, abuela de los hijos de Roberto, y Sarai, hija de él. También llegó Carola, pareja actual de Joaquín. De a poco íbamos siendo más y el sentido de reunirnos era en torno a la palabra de Nuestro Señor. Conversábamos, cantábamos y nos íbamos vinculando cada vez más en su amor.

Hacia el verano, Marcela con su familia decidieron arrendar una casa en Las Palomas para estar más cerca de nosotros. Encontraron una al frente de donde vivimos ahora, donde ya vivían Mariela, Cristián y María Paz (ellos ya eran pareja en ese entonces, al igual que Ismael y Antonia).

Conocimos entonces a Cristián y a María Paz. También Ismael trajo a Christopher que vive con nosotros, eran amigos de la Universidad. Ese verano conocimos también a la familia de Matías; Carmen Gloria, Enrique, Nicolás y Yoyita. Para ese entonces yo ya había hecho un curso de hierbas medicinales y reflexología, y estaba trabajando de eso. Nuestras vidas comenzaron a estrecharse entre nuestra casa en Las Guitarras, la casa de Marcela en Las Palomas y la de Mariela, Cristián y María Paz.

Comenzamos a hacer actividades juntos ayudando en el proyecto que tenían ellos tres en la parcela. Huerta, jardín, horno de barro, piezas de barro, etc. Ismael, Christopher y Nicolás decidieron dejar la Universidad para abocarse a la vida del campo. Tiempo después María Paz también la dejó.

Todo ese año, 2004, fue para conocernos más y querernos cada vez más. Llegó también Daniel, que vive con nosotros. En el verano de 2004 me separé de Roberto. Quedé en Las Guitarras con los niños y él se fue a vivir a Las Palomas en una casita junto a la de Marcela.

Para fines de 2004 ya éramos muchos. Además de los que nombré, habían llegado Augusto, que vive con nosotros, Nataly sobrina de Roberto, Daniela sobrina de Roberto y Ezequiel. También Jocelyn, trajo a Nataniel.

Ese verano surgió el deseo de vivir todos juntos en la parcela y justo coincidió que estaba libre para arrendarla. Todos se mudaron, la familia de Matías se vino de Colina, pero arrendó una casa en El Carmen en Pirque junto con Jorge, un amigo nuestro de hace 14 años que llegaba de Colombia. En la parcela ya no había lugar.

A principios de 2005, yo ya estaba con Matías, arrendamos una casa enfrente de la parcela, al lado de la que antes arrendaba Marcela.

Al comienzo todo era medio desorganizado y se producía cierta injusticia. Fue ahí donde yo propuse una organización.

El trabajo en la casa, ya sea la huerta, o hacer el pan para vender, o el almuerzo para todos, etc., es tomado con seriedad y responsabilidad ya que es para todos. No hay sueldos de por medio, quizás eso haga la diferencia, aquí se hace por amor y respeto a la experiencia que se decidió vivir, por voluntad propia.

Nuestra experiencia se hizo cada vez más profunda e intensa, se le dio forma más espiritual. Agregando horarios de oración y de silencio (como en los monasterios).

En un período, los sábados hacíamos retiros. De hombres y de mujeres y después nos juntábamos para compartir lo que había pasado en cada uno. Esto duró un buen tiempo, al principio. Después todo fue dándose naturalmente. Las reuniones donde conversábamos de lo que a cada uno le iba pasando comenzaron a ser diarias. Mucho había para conocer de cada uno. Cosas buenas, cosas malas. Y en todo tratar de llevar la experiencia a la unión en el amor.

Más, yo no recuerdo a quién se le ocurrió qué cosa. Todo comenzó a fluir y se ha transformado en lo que hay hasta ahora. Yo siento que después de casi tres años de vivir juntos, día a día, el fruto de nuestra experiencia es que en verdad nos amamos como familia, nos cuidamos, nos respetamos, nos ayudamos, y creo que nadie se separaría del otro. Somos ya familia y nos vamos agrandando…

No hay líder, todos somos importantes y pequeños ante la inmensidad de Dios. Nadie está obligado, nadie está a disgusto, cuando ha sido así, se han ido.

Entre nosotros no hay diferencias. Los de afuera quizás la puedan hacer, no sé. Lo importante es lo que sucede entre nosotros y cómo nosotros vivimos y queremos seguir viviendo.

Dentro de esa vida, por ser muchos y con horarios y costumbres distintas, tuvimos que organizar nuestra vida, tratando que sea justa para todos, ya que se producían al principio muchas injusticias y abusos. Me refiero a aquéllos con disposición y a los más cómodos.

Se me ocurrió a mí, que siempre he tenido sentido de orden y organización, poner horarios y hacer un cuaderno de labores determinadas. Algunos dieron el ejemplo de cómo funcionaban en los monasterios y, conformes todos, se formó la organización, que consiste en que hay un encargado por semana de la campana que suena a las 7.30 horas para una oración, a las 8 horas para el desayuno, 11 hs. para oración, 13 hs. para oración, 13.30 almuerzo, etc., etc.

Por semana también se distribuyen las labores de almuerzo, desayuno, pan, horno, huerta, etc.

Un tiempo las labores las hacía Antonia, me refiero a determinarlas, otros tiempos yo. Otro tiempo María Paz, y hace un tiempo estaba yo nuevamente. Otros están encargados de la huerta, otro de la venta del pan. Otro de comprar la mercadería, etc.

Con los días se asentó la organización y ya es parte natural de nuestra vida. Todo lo conversamos, todo tratamos de resolverlo en justicia y desde el amor. Amor que recibimos y experimentamos de Nuestro Señor.

Movidos por nuestra fe, intentamos alejarnos de todas las dependencias, las más posibles, del mundo. Esto no ha sido bien entendido y, más aún, ha sido juzgado y condenado.

En todos estos años ninguno se ha enfermado de gravedad como para discernir, desde nuestra fe, si lo llevamos al médico o no.,

Ha habido dolores de cabeza, de garganta, de estómago, colitis, resfriados, etc.

Todo esto lo cubrimos con hierbas medicinales o remedios homeopáticos. Ha habido, de parte de algunos, visitas al iriólogo en Puente Alto y un radiestesista en Santiago. En el 2005 Mariela tuvo apendicitis y fue llevada al hospital. Esto es lo único grave que ha sucedido.

Los niños son absolutamente sanos, por eso no van nunca al doctor. Tratamos de que su alimentación sea balanceada y lo más sana posible. Nada químico, colorantes, etc. Tratamos de vivir la vida lo más sencilla y austera posible, a eso me refiero cuando digo que nos alejamos de las dependencias del mundo.

El proceso que cada uno ha vivido ha sido en conjunto y también absolutamente personal. Las luchas internas con los propios egoísmos no faltan cuando uno busca verdaderamente a Dios.

Este camino de amor, que no puedo decir que no es camino de renuncia; mas, la renuncia es al egoísmo que nos impide ver al otro, que nos impide acudir a la necesidad del otro, que nos impide dar sin esperar recibir…. Esa es la renuncia obligada por amor. Y digo obligada porque no hay amor habiendo egoísmo. Digo obligada porque en todos existe el deseo de experimentar ese mensaje de amor que dejó Nuestro Señor y por ese deseo estamos obligados a renunciar a nosotros mismos para hallar el verdadero amor que siempre estará en los demás. Si no existiera el otro, yo no podía experimentar amor. Desde esta premisa, necesito al otro para amar. Desde ahí el otro pasa a ser lo más necesario y lo más importante que puedo poseer para devolverle a Dios el amor derramado en su hijo, Nuestro señor.

Mas, nadie cree, nadie conoce lo que nosotros vivimos y experimentamos en verdad. Es más fácil juzgar que conocer. Es más fácil rechazar que aceptar. Es más fácil desconfiar que creer y respetar…

En todo trato de colaborar, todo lo deseo ordenar en justicia y así soy, desde chica me gusta organizar y trabajar para los demás. Mi personalidad es abierta y a pesar de tener mucha vida interior y recogida, soy absolutamente extrovertida y voy de allá para acá. Siempre estoy pendiente de cómo funcionan las cosas, que nada falte, que todo esté bien. Así he sido con todos, y a todos los amo por igual.

Así también ellos me aman por mi servicio. He tenido experiencias con mi Señor, personales y en conjunto. Puedo escucharlo en mi corazón y su palabra trato de hacerla viva y vida en mi humanidad, para los demás.  Más no soy yo la única que lo escucha. Todos han tenido experiencias con Él, y también en conjunto».

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.