Elecciones en el Cono Sur: el super domingo 26

jensignia-02.slider (2)Un súper domingo electoral vivimos el 26 de octubre pasado. Se despejó la segunda vuelta en Brasil y se definieron los contendores para el ballotage del 30 de noviembre en Uruguay. Dos elecciones significativas para el progresismo latinoamericano, aunque en países incomparables por sus proporciones e impacto económico regional y mundial.

Por Jaime Ensignia, sociólogo*

Brasil es una especie de subcontinente instalado en el corazón mismo de América del Sur. Con una población de 202 millones de habitantes -de los cuales 140 millones están habilitados en el padrón electoral-; un PIB nacional de US 2.215 billones y un PIB per cápita de US12.100 (1).

La segunda vuelta electoral fue ruda y con excesiva frecuencia se centró en ofensas personales hacia la candidata Dilma Rousseff del Partido de los Trabajadores (PT) y hacia el candidato Aécio Neves del Partido Social Demócrata del Brasil (PSDB).

En ambos casos los ataques giraron en torno a denuncias por corrupción, aunque con mayor virulencia en el caso de la candidata Rousseff y el principal partido de gobierno, el PT. La batalla electoral también sumó ribetes de la lucha política entre lulistas y cardosistas, reviviendo la antigua rivalidad entre los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso (PSDB) y Luiz Inácio Lula da Silva (PT).

En los últimos doce años el gobierno de Brasil ha estado en manos del PT en coalición con el Partido del Movimiento Democrático del Brasil (PMDB), una colectividad de fuerte raigambre regional yel pequeño Partido Comunista del Brasil (PC do Brasil).

En cierto período esta coalición tuvo el apoyo informal del Partido Socialista de Brasil (PSB) que, no obstante en esta elección 2014, apoyó en la primera vuelta a Marina Silva (ex ministra de Medio Ambiente del gobierno de Lula) y en la segunda optó por Neves. En síntesis, al final del día estaban en juego dos concepciones muy diferentes acerca de la posición que deba asumir Brasil tanto en el plano interno, en la definición de sus políticas públicas, como en el plano internacional, sobre todo en el rol que le compete en América del Sur(2).

En el plano nacional, para el PT no sólo estaba en juego la continuidad de la actual presidenta Rousseff, sino también el proyecto de transformaciones iniciado por el presidente Lula, plasmado en algunos logros tan relevantes como:1)sacar a más de 40 millones de habitantes de la pobreza con su programa estrella “Bolsa Familiar” o “Hambre 0” y “Vivir Mejor”; 2) impulso de una emergente clase media conceptualizada como “clase C”, conformada por sectores sociales que han salido de la pobreza y perciben salarios entre USD 800-1.500; 3) desarrollo del Programa “Mais Medicos” que apunta a sectores muy vulnerables de la población en zonas rurales y a los Estados más desventajados económicamente; 4) aumento sostenido de los salarios y desarrollo de una política relativamente eficiente de contención de la inflación; 5)mejora relativade servicios públicos, pese a que existe aún una enorme deficiencia en gestión.

En el nivel internacional, Brasil, como sexta economía del mundo, juega indudablemente en las ligas mayores. Integra instituciones internacionales como el BRICS, el G8+5 y el G20. Como miembro del BRICS, Brasil es una pieza fundamental en la construcción de un mundo multipolar junto con las potencias económicas emergentes (3).

Brasil resulta decisivo para que América del Sur, a través de UNASUR, tenga una voz potente en los debates internacionales. Es parte integrante del MERCOSUR -con todos sus vaivenes- y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

El triunfo de Rousseff implicaría fortalecer estas instancias y logros, pero también presenta retos proporcionales a este gigante, tanto en lo que hace a su dimensión como a su complejidad. Basta con citar cuestiones como mantener baja la inflación, realizar una reforma tributaria; implementar una reforma urbana y de servicios públicos (salud, transportes etc.); fortalecer políticas de prevención y control del delito; asumir los temas medioambientales y de cambio climático, etc.

Junto a estas áreas de políticas públicas, Dilma tendrá que enfrentar una reforma federativa y del sistema de partidos políticos. En el caso de Brasil, los contrastes en las propuestas programáticas de los candidatos eran notables. Así, el programa de Neves era la antítesis de lo planteado por la candidata del PT: en lo interno planteaba el retorno a las políticas “macroeconómicas sólidas”; crecimiento económico con ajuste fiscal y revisión de los programas sociales. En el plano internacional, proponía la revisión del proyecto MERCOSUR; relaciones privilegiadas con EEUU; búsqueda de Tratados de Libre Comercio con la Unión Europea, etc.

Al respecto, Emir Sader señala: “en el enfrentamiento entre el modelo neoliberal de la oposición y la vía de salida del neoliberalismo del gobierno, por cuarta vez los brasileños han reafirmado el camino que Lula ha empezado. Serán por lo menos 16 años seguidos de gobiernos del PT, el período más largo de continuidad de un partido en el gobierno, en período democrático en Brasil” (4)

Un factor de gran peso y que amerita especial atención en la elección brasileña ha sido el rol del llamado cuarto poder: el papel de los megamedios de comunicación. Los grandes medios brasileños apostaron fuerte y sin disimulo contra la candidata del PT y de su gobierno. Fueron en muchas ocasiones la voz de la oposición, ya sea apoyando a Marina Silva cuando las encuestas parecían favorecerla, o al candidato Aécio Neves en la segunda vuelta. Y no fueron sólo medios brasileños los que tomaron claro partido contra Dilma –como la poderosa Red Globo o la revista Veja, que alteró su salida de sábado a viernes para intentar influir en el resultado electoral (5). También medios extranjeros como The Economist; el Financial Times; La Nación de Argentina y el Mercurio de Chile contribuyeron a instalar un clima político de polarización adverso a la candidata del PT. El resultado electoral, sin embargo, parece constatar que los medios pueden incidir en la agenda, pero no definir elecciones: Rousseff resultó reelecta con el 51,6% de los votos, lo que expresa a 54,5 millones de votantes, frente al 48,3% obtenido por Neves. Con estas diferencias porcentuales relativamente bajas, ésta ha sido una de las elecciones presidenciales más reñidas desde el regreso a la democracia en 1985. Más allá de estos detalles, todo sugiere que este nuevo triunfo del PT tiene nombre a la vez que promesa: Lula da Silva.

Notas-.

1-. Ver: El camino de Brasil el gigante sudamericanos que aspira a convertirse en potencia global, El Mercurio, sábado, 27 de septiembre de 2014, Internacional A8.

2-. Ver los excelentes artículos de Marco Consolo en su II Blog di Marco Consolo: El gigante brasileño: un deseado botín, del 30 de septiembre y el Enigma Brasil, del 12 de octubre del 2014.

3-. Países que integran el BRICS: Brasil; Rusia; India; China y Sudáfrica. El G8+5 está integrado por Alemania; Canadá; EEUU; Francia; Italia/Japón/Reino Unido y Rusia más los países del BRICS. El G20, lo integran el G8+BRICS más Arabias Saudita; Argentina; Australia; Corea del Sur; Indonesia; México; Turquía y la Unión Europea. Los países del BRCS juntos son el 46% de la población mundial, con un territorio del 29% y su poder de compra supera a EEUU y a la Unión Europea, representando el 29,2 del PIB mundial.

4-. Ver: Por el camino iniciado por Lula, Emir Sader, Página 12, lunes, 27 de octubre de 2014, http://www.pagina12.com.ar

5-. Ver: Las claves de la alegría y el alivio, Martín Granovsky, Página 12, lunes, 27 de octubre de 2014, http://www.pagina12.com.ar

*Director del Programa Internacional de la Fundación Chile 21 y asesor de la Fundación Friedrich Ebert.

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